Quizá te hayas hecho esta pregunta alguna vez: ¿cuántas palabras debería tener mi novela? Por descontado, esto no es el Scrabble y no nos dan más puntos por cada letra, así que no podemos medir la calidad de un libro por su longitud, sino por su nivel literario y la historia que cuenta.
De todas formas, a todos nos gusta tener alguna guía para saber, por lo menos, qué tipo de texto estamos trabajando y decidir qué es lo que le vamos a ofrecer a nuestros lectores. Tan solo a modo de referencia, estas son las longitudes generalmente aceptadas para cada tipo de relato.
- Cuento corto: menos de 7.500 palabras
- Novelette: de 7.500 a 17.500 palabras
- Novela corta: 17.500 a 40.000 palabras
- Novela: Más de 40.000 palabras
Como decíamos antes, si te enfocas tan solo en la cantidad de palabras, perderás el enfoque de la calidad del contenido que estás redactando. Así que úsalo tan solo como una guía. Es absurdo extender una historia a más de 40.000 palabras cuando ya te ha quedado perfecta con 30.000. O quizá te des cuenta de que con 90.000 no tienes suficiente. Cada historia es un mundo, así que extiéndete lo que sinceramente creas necesario. Ni más, ni menos.
También debes tener en cuenta que dependiendo de los mercados en los que vendas, están acostumbrados a unas longitudes u otras. En algunos países, no quieren más de 40.000 palabras y los lectores son más felices con una lectura corta. Sin embargo, tampoco nos podemos quedar demasiado cortos. En este sentido, hay que tener cuidado sobre todo con los ebooks. Los compradores nunca llegan a tocar el libro en papel y no pueden saber a simple vista cómo de largo va a ser. Hay personas que pueden estar esperando un mínimo de extensión de la obra y pueden sentirse claramente decepcionadas o incluso estafadas si no cumple con sus expectativas. Por ejemplo, si ofrecemos un ebook a más de 2,99€, lo más probable es que el lector espere una novela relativamente extensa (por lo menos de unas 40.000 palabras) y no un relato corto. Lo único que tienes que hacer es ser consecuente entre el producto y el precio para que todos quedéis satisfechos. Piensa en lo que tu querrías encontrarte como consumidor y todo saldrá redondo.
Ir contando las palabras de tu novela puede ser muy útil para una cosa: la planificación. Como trabajo a tiempo completo y tengo que escribir en mis ratos libres, esta ha sido la manera más efectiva que he encontrado para marcarme objetivos y lograr terminar mis novelas. ¿Cómo lo hago? Me asigno una cantidad de palabras que debo escribir cada semana y lo cumplo a rajatabla. Puede parecer matemático, frío e incluso contrario a toda creatividad, pero siempre he pensado que las ideas no vienen por arte de magia, sino que tienen que encontrarte trabajando. Así que aunque no esté nada inspirada, me pongo a ello. Lo sorprendente es que al cabo de unos minutos ya se me ha olvidado la pereza y el cansancio del trabajo y me encuentro escribiendo como poseída. ¡Pruébalo! Quizá el primer día no lo veas del todo claro, pero esto, como todo, es cuestión de ir practicando.